El Surne Bilbao Basket afronta este miércoles (20.00 horas) el primero de los dos compromisos que le separan de regresar a una final continental once años después. Miribilla, donde el conjunto vizcaino acumula nueve victoria consecutivas, acoge el encuentro de ida de semifinales ante el Niners Chemnitz alemán, un rival que en palabras de Jaume Ponsarnau está jugando “una temporada impresionante” y que exigirá el máximo de los ‘hombres de negro’.

El entrenador del conjunto vizcaino, que respecto al duelo del domingo contra el Baskonia recuperará a Melwin Pantzar “aunque llegará con poco entrenamiento”, destacó la exigencia mental que traslada a sus rivales la escuadra de Rodrigo Pastore, sin individualidades muy conocidas por el gran público pero con un importante potencial como bloque y jugadores que están a un nivel notable como el tirador Wesley Van Beck, los bases Kaza Kajami-Keane y DeAndre Lansdowne, los interiores Ousman Krubally, Kevin Yebo, Jonas Richter y Jeff Garrett y los especialistas defensivos Aher Uguak, Tylor Ongwae y Dominic Lockhart.

“Es un equipo que nos va a exigir estar muy sólidos y consistentes, saber llevar esos buenos momentos suyos en los que consiguen hacer buenos parciales contra todos sus rivales, incluso al Bayern Múnich, al Alba Berlín o al Ratiopharm Ulm. Debemos entender que tenemos una eliminatoria a ochenta minutos o más, pero la experiencia contra el Legia nos dice que tenemos que aprovechar al máximo los cuarenta de Miribilla”, argumentó

APROVECHAR LA OPORTUNIDAD

Ponsarnau reconoció que, siguiendo el guion de la campaña publicitaria lanzada por el club, impulsar al Bilbao Basket a otra final europea “sería la leche”. “Vamos a intentar aprovechar esto que nos hace tanta ilusión a nosotros, al club y a la afición y eso lo podremos hacer si pensamos solo en lo que tenemos que pensar. El rival es muy duro. Tiene jugadores que te sacan constantemente de tu zona de confort y de tu juego por su propuesta tan agresiva. Tendremos que encontrar nuestro juego”, apuntó.

Ahí radica una de las grandes luchas de esta eliminatoria: el control del ritmo del partido ante un rival que ofrece su mejor juego cuando se expresa a tope de revoluciones. “En nuestra identidad también está correr, sobre todo ahora que estamos con chispa, pero es el principal arma del rival. Ellos son muy buenos robando balones y nosotros tendremos que cuidar muy bien la bola. Y si nos roban una que no nos roben dos, que no se convierta en una racha. Nosotros no podemos afrontar el partido con el freno de mano puesto porque frenaríamos a muchos de nuestros jugadores que logran su mejor versión en ese tipo de juego. Lo que tendremos que hacer es cuidar aspectos como el rebote, el cuidado del balón, correr bien hacia atrás…”, señaló, destacando también lo bien que mueven el balón los alemanes en estático.

GESTIÓN

Con la eterna incógnita de los partidos continentales en lo referente al jugador que será descartado junto a Georgios Tsalmpouris y con la pista lanzada por Ponsarnau acerca de que “el Chemnitz es un equipo en el que sus interiores juegan muy de cara al aro”, la gestión de una eliminatoria a ida y vuelta, formato no habitual en el baloncesto, con el primer partido en casa también es novedosa: “Reconozco mi inexperiencia. Contra el Legia fue mi primera eliminatoria de este tipo y ahora es la primera con el primer partido como local. Vamos sumando experiencias. Es importante asumir que es una realidad a ochenta minutos, que hay que jugar con cabeza. En Varsovia lo hicimos muy mal en ese sentido porque incluso las últimas posesiones del primer partido son importantes aunque el resultado esté decidido. En mentalidad y esfuerzo no hay que pensar que quedan cuarenta minutos más, pero sí en lo referente al juego”.

En ese sentido, hizo hincapié en la importancia que tendrá gestionar los malos momentos que puedan surgir. “Es que debemos ser conscientes de que ellos han metido parciales grandes a todos los rivales y solo los de Euroliga han sabido responder. Para ello, tenemos que estar muy bien a nivel mental porque es un equipo que te saca de quicio, que busca tu límite”, añadió Ponsarnau.

En el aspecto positivo, el buen momento por el que atraviesan muchos de sus jugadores. “El parón de febrero nos vino mal a corto plazo pero bien a medio. Nos ha permitido recomponernos a nivel táctico y de confianza y hemos encontrado muy buenos momentos de algunos jugadores. Renfroe, el propio Kullamae, Killeya-Jones, un Hornsby que nos está ayudando mucho… Vamos a intentar seguir aprovechándolo”, finalizó el técnico catalán.