Nada nos hizo prever la importancia que iba a tener la salud mental en el siglo XXI. Andábamos más centrados en otras preocupaciones y la pandemia ha hecho florecer una situación que me temo no será pasajera y que amenaza con incidir (si no lo está haciendo ya) en un importante porcentaje de nuestra sociedad. A la vulnerabilidad de niños, niñas, adolescentes o mujeres en riesgo se suman aquellos que ven cómo no pueden con la carga, por ejemplo, de su tarea. Profesores, médicos, enfermeras, conductores... Son los que van avisando de que las cosas no van bien. Llegarán más.