Gernika volvió a conmemorar ayer el aniversario del bombardeo fascista de 1937. Hubo dos cuestiones destacables. Una, que el Gobierno vasco ha adquirido el convento de las Clarisas, la iglesia y un terreno, adyacentes a la Casa de Juntas, para convertirlos en un “espacio vinculado a la memoria” y dar un impulso al Museo de la Paz de la villa foral. Otra, que, por segunda vez, estuvo presente en la tradicional ofrenda floral un ministro del Gobierno español, que ha declarado toda Gernika como lugar de memoria. Ochenta y siete años después de la barbarie, Gernika es símbolo de paz.