El Gran Premio de Portugal fue solamente la segunda prueba del calendario de MotoGP, pero sucedieron hechos importantes para el futuro del campeonato. Jorge Martín demostró que es capaz de abrazarse a la regularidad –es el único piloto que ha subido al podio en las cuatro oportunidades que ha concedido el amanecer de la temporada, con dos esprints y dos carreras–, pero además posee una velocidad endiablada, dado que en Portimao nadie fue capaz de plantarle una firme competencia. Esto invita a pensar que el vigente subcampeón puede estar ante el año de su reinado en MotoGP.

GP de Portugal E.P.

Y es que en paralelo, Francesco Bagnaia, pese a que venció en Catar, dejó ver que aún posee problemas de adaptación a la Ducati GP24. A lo largo del fin de semana no se sintió cómodo en el Algarve. En carrera rodó en cuarta posición la mayor parte de las vueltas, sin arrojar impresiones de poder acceder al podio con un pilotaje que proyectaba incomodidad, rodando sin soltura. Además, El Profesor –o Calculator, como también le apodan– también dejó ver que es capaz de cometer errores de consideración. A tres vueltas del final y cuando defendía la quinta plaza, fue superado por Marc Márquez. El catalán entró como cuchillo en la mantequilla por el interior de la curva. Lejos de aceptar su situación, el italiano reaccionó buscando realizar otro interior en ese mismo ángulo. Pero Márquez, que se había abierto demasiado, cerró el hueco rápido y ambos impactaron hasta caer. Bagnaia se fue directo a boxes y Marc terminó decimosexto.

El Panel de Comisarios dejó a ambos sin sanción al concluir que se trató de un lance de carrera. Un resultado muy malo, tanto para Bagnaia como para Márquez, que ven a Martín desplegar sus alas en la clasificación general. El madrileño es la primera vez que cierra un fin de semana como líder del campeonato. Está por ver su gestión.

Martinator fue incontestable. “Sabía exactamente de lo que era capaz. Quería salir rápido, ponerme en cabeza y gestionar neumáticos hasta que he visto una brecha y he sacado el martillo”, repasó. En apenas cuatro giros gozaba de 4 décimas de ventaja; superado el ecuador imprimió ritmo y duplicó el margen para dosificar su renta y vencer holgado. Además, el perseguidor, Maverick Viñales, que venía de ganar el esprint, tuvo un problema mecánico en la última vuelta y sufrió una caída.

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El show de Pedro Acosta

Así, Enea Bastianini se alzó segundo, dejando su lugar a Pedro Acosta, la gran sensación del día, al igual que lo fue en Catar. El Tiburón de Mazarrón es un auténtico espectáculo. Su bravura mezclada con tintes de descontrol le hacen imprevisible, pero su talento y tenacidad siempre le conducen a aspirar a más. En Portimao se desquitó primero de las KTM oficiales, luego de Marc Márquez y seguido de Bagnaia. Es decir, limpió a su competencia en la marca austríaca y después adelantó con agresividad y desparpajo a los dos pilotos de la parrilla con más títulos de MotoGP. Su persistencia y la caída de Viñales le otorgaron un podio que le convierten en el tercer piloto más joven de la historia en subir al cajón en la categoría reina. Con 19 años y 304 días, solo Randy Mamola en 1979 –19 años y 261 días– y Eduardo Salatino en 1962 –19 años y 274 días– lograron algo semejante con menor edad. “No es el día del rojo Ducati, es el día del rojo GasGas. Ya tenemos la primera en la saca”, aplaudió Acosta, cuya irrupción es una bendición. Las tandas de calificación y los esprints son su deberes para asomar al debate por las victorias.

Yamaha y Honda volvieron a demostrar que corren por abandonar el tren trasero de las marcas. Fabio Quartararo acabó séptimo, a 20 segundos del ganador, con la Yamaha más adelantada. La primera Honda fue la de Joan Mir, duodécimo a 29 segundos de Martín. Se intuye otro año de lamentos en las fábricas japonesas.