La 23ª edición de Korrika que concluyó ayer en Baiona tras recorrer 2.700 kilómetros por toda Euskal Herria ha vuelto a ser un evento multitudinario, popular y transversal en el que decenas de miles de personas han mostrado su apoyo al euskera y su compromiso con el idioma y su normalización y difusión. Korrika ha cumplido así, un año más, por medio de una carrera ininterrumpida durante once días y diez noches única en el mundo, el doble objetivo planteado desde su inicio en 1980, esto es, el impulso de la concienciación a favor del euskera y su uso generalizado y la consecución de fondos para la normalización y el aprendizaje de la lengua vasca en los euskaltegis de AEK, organizadora del evento. Bajo el lema de Harro herri -enorgullécete, pueblo-, esta edición, además, ha incluido un homenaje al colectivo Azterketak euskaraz, un grupo creado por jóvenes de Iparralde que reivindican sus derechos lingüísticos con especial atención a la posibilidad de realizar los exámenes en lengua vasca. La extraordinaria magnitud del evento que supone la participación de miles de vascos, y que incluso trasciende las mugas de Euskal Herria con actos simbólicos por toda la diáspora vasca, habla a las claras de la apuesta de la sociedad por el euskera. La reivindicación de que nuestra lengua extienda su utilización en todos los territorios propios y del derecho de la ciudadanía a expresarse y vivir en euskera en todos los ámbitos, en especial en su relación con las diferentes administraciones -sobre todo donde es lengua cooficial-, dispone de un amplísimo consenso social que a menudo no es atendido o es directamente despreciado, como demuestra la actual ofensiva judicial. Tal y como expresa el mensaje de esta edición que ha viajado dentro del lekuko y que leyó ayer la escritora Garazi Arrula, el euskera “no es fuente de discriminación ni imposición”, como tampoco puede ser un adorno o una reivindicación genérica sin contenido concreto. Korrika ha sabido conectar, una vez más, tanto con ese sentimiento de identidad y orgullo de la lengua -como indica su lema- como con la reivindicación del derecho que asiste a los euskaldunes para que el euskera tenga su lugar en el mundo en igualdad al resto de idiomas. De ahí que siga siendo necesario el compromiso individual, colectivo e institucional para su uso, extensión y protección.