Fue la suya una vida intensa y breve que nació en Bilbao en el número 1 de las escaleras de Begoña e hincó la rodilla en 1910, con apenas 35 años, un 6 de abril de 1910 en Graz, tierra del imperio austrohúngaro. Su temprana muerte causó tal impresión por aquel entonces que Miguel de Unamuno, con motivo de la muerte del escultor Nemesio Mogrobejo y Abasolo le dedicó varias conferencias y confeccionó diversos versos elogiando su memoria. Parte de estas palabras las ha recuperado su tataranieto, Endika Mogrobejo, un heraldista de peso y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y CSIC, como segunda parte del libro Vida y obras del escultor bilbaino Nemesio Mogrobejo que ayer presentó en el hall de Icaza del Museo de Bellas Artes de Bilbao, con la presentación de Javier Novo, coordinador del área de Conservación e Investigación del Museo de Bellas Artes.

En una edición en cartoné, ilustrada con 250 fotografías (el propio Endika quiso mostrar la foto de su antecesor junto al pintor Ángel Larroque en una estampa con aureola...) y cerca de 500 páginas, Endika arrancó su obra con un árbol genealógico de Nemesio. En la portada se recogen tres obras del escultor, propiedad del Museo de Bellas Artes y en la contraportada aparecen dos cuadros: uno del propio Larroque y otro de los hermanos Lertxundi, y otras dos obras en pastel de Endika, quien reseñaba el trabajo enciclopédico en el que se encuentra inmerso ahora, en esta ocasión con su hijo, Garikoitz Mogrobejo. Entre una historia y otra, el propio Endika dejó caer la noticia de que en cuanto concluyan las obras del Museo de Bellas Artes de Bilbao, se organizará una exposición antológica del escultor.

Hoy se puede, antes no tanto. Endika comentaba que en los días de Unamuno apenas se conocían 20 obras de Nemesio. Se supo después que su obra se espolvoreó por toda Europa y hoy en días están catalogadas 85 piezas del escultor. Intuya que algunas se perdieron en las tropelías de la Alemania nazi y en Austria. El propio Endika ha recorrido cinco países continentales tras sus huellas.

La obra presentada ayer encaja en la colección Bilbainos recuperados. Testigos de todo lo que les he contado fueron el historiador César Estornés, un notario de un Bilbao de varios siglos, José Garzón, Pepe Fernández Barrena, el trompetista Raimundo Flores y el especialista en arte José Julián Bakedano; José Higinio Antolín, José María Julián Ibarrola; el fotógrafo Javier Balledor, Clara Mogrobejo, Jontxu Rey, Teresa Albizuri, Carmen Bengoetxea, José María Bugero, Natividad Pintado, Garbiñe Mobia, Isabel Urrutia, Josune Oar-Arteta, Gerardo Timerman, María Ángeles Palacios y un buen número de gente cercana a Endika.

En el libro se relatan varios sucesos y cómo la muerte de Nemesio dejó tocados a toda una colonia de artistas vascos de aquella época entresiglos. Endika ensalzó las “honrosas críticas” vertidas sobre Nemesio; artículos de Juan de la Encina, Ignacio Zuloaga, José María Arenazam, Manuel Losada, Manuel Basas, Elías Amezaga., quien firmó un texto titulado Un hombre así no está hecho para este mundo; José Antonio González Carrera, María Soto Cano, Imanol Villa, Alfonso Carlos Sáiz de Valdivielso, José Francés, Gerhard Kurzmann y Ottfried Hafner entre otros. De todo ello tuvieron noticia Juani Martínez, Félix Atxurra, Loli Peña y Ana Corcuera entre otra gente que acudió a la presentación de la obra que recoge la vida de Nemesio. Cuando la noticia de su fallecimiento llegó a Bilbao, sus amigos organizaron una exposición-homenaje en su ciudad natal. Cuando, años después, la Asociación de Artistas Vascos hubo de buscar un emblema para su institución, eligió un bajorrelieve de plata obra de Mogrobejo, uno de sus últimos trabajos.