Por primera vez en la localidad, decenas de alumnos de cuatro centros durangarras se reunían ayer miércoles en el pórtico de Santa María con el objetivo de darle una segunda vida a la ropa, a los juguetes o incluso a una bicicleta. Estudiantes del Instituto Fray Juan de Zumarraga, Nevers Ikastetxea, Jesuitak y San Antonio Ikastetxea optaron por celebrar un mercadillo solidario para recaudar fondos que hoy jueves serán entregados a la JAED (Junta de Ayuda a Necesitados de Durango e Iurreta). Durante casi cuatro horas estas chicas y chicos se afanaron por vender lo máximo posible con el propósito de recolectar una cantidad que irá destinado a personas del entorno en situación de vulnerabilidad.

Chloe, Lucía, Ane, Martina y Maialen, durante el mercadillo. A. S.

“Hemos conseguido sumar unos 650 euros”, transmitían sobre la una y media del mediodía algunas profesoras ante el asombro de un grupo de participantes. “Nos ha encantado la experiencia. Lo volveríamos a hacer. Estamos supercontentas, el trato con la gente ha sido lo mejor, todos han sido muy majos. La verdad es que nos hemos quedado con ganas de organizar un nuevo mercadillo”, confesaban Chloe, Ane, Lucía, Martina y Maialen, mientras recogían las mesas y varios libros que se quedaron sin vender.

Mercadillo solidario. A. S.

La idea surgió en el seno de la Agenda Local 2030 de los cuatro centros escolares, cuando los delegados propusieron llevar a cabo actividades solidarias, pero al mismo tiempo también comprometidas con el cambio climático. Y del alumnado surgió la idea de promover un mercado con objetos de segunda mano y que además fuera solidario.

Para ello en sus respectivos centros instalaron unas cajas para que los interesados pudieran depositar ropa que no iban a usar, libros u otros enseres como juguetes y bicicletas. “Conseguimos reunir un montón de cosas y hoy hemos vendido casi todo”, se mostraban satisfechos mientras señalaban a una decena de cajas vacías que depositaron tras las mesas.

Con respecto al cambio climático se mostraban también muy comprometidos. “Tenemos que promover más actos de este tipo para que por ejemplo la ropa pueda tener una segunda vida. Yo intento que la ropa que ya no me puedo poner pueda ser utilizada por mis primos más pequeños y que así tengan más usos sin necesitar de comprar”, coincidieron los estudiantes.