GETAFE: David Soria; Carmona, Djené, Omar Alderete, Rico (Min. 74, Angileri); Ilaix Moriba (Min. 59, Latasa), Maksimovic (Min. 89, Aleñá), Luis Milla, Greenwood; Óscar Rodríguez y Mata (Min. 89, Jeremy Jorge).

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Yeray, Paredes, Lekue; Prados, Ander Herrera (Min. 76, Dani García); Berenguer (Min. 62, Vesga), Unai Gómez (Min. 76, Jauregizar), Nico Williams (Min. 82, Raúl García); e Iñaki Williams (Min. 82, Imanol).

Goles: 0-1: Min. 27; Iñaki Williams; 0-2: Min. 50; Iñaki Williams.

Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Expulsó a Yeray (Min. 58) con roja directa y a Paredes (Min. 72 y 79) por doble amonestación. También expulsó al entrenador del Athletic, Ernesto Valverde (Min. 85).

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de la Liga EA Sports, disputado en el Coliseum ante 12.149 espectadores. Los jugadores del Getafe saltaron al césped acompañados por sus madres y parejas como homenaje al Día de la madre.

Fiel a las estadísticas del vigente curso, el Athletic ganó tras marcar el primer gol de la noche, pero para volver a degustar el sabor del triunfo tuvo que recorrer la senda más intrincada de toda la temporada. Tenía el partido en el bolsillo gracias a una ventaja de dos goles cumplida la hora, pero fue como si de repente le mirase un tuerto. Se asistió a un giro de guion impensable, que convirtió en un infierno lo que estaba siendo un plácido paseo. Se produjo un cambio de escenario que llevó la batalla al caos, a raíz de que los dos centrales, Yeray y Paredes, resultaran expulsados. En inferioridad, al Athletic no le quedó más remedio que resguardarse en el área frente a un Getafe renacido que acumuló incontables oportunidades, un penalti incluido. Apoyado en las prodigiosas intervenciones de Simón, el equipo aguantó en pie un asedio feroz y pudo retirarse feliz del Coliseum.

La radical transformación que experimentó el encuentro supuso una prueba durísima para los rojiblancos, que previamente dejaron clara su superioridad. De nuevo se comportaron con seriedad y constancia para poner en evidencia las limitaciones del conjunto que dirige Bordalás. Lo curioso es que la anécdota de la victoria se registró la víspera del partido. Ernesto Valverde, que también vio la roja por protestar el penalti señalado por mano de Raúl García, admitió en Lezama que contar con una nómina tan corta de centrales equivale a tentar excesivamente la suerte y que esta les había sido amable en todos estos meses. Bueno, pues de golpe y porrazo, ayer la plantilla dejó de tener centrales aptos para jugar.

A expensas del estado físico de Vivian, que ni viajó a Madrid, la próxima jornada causarán baja Yeray y Paredes. Uno por cortar con la mano un avance en el círculo central, que Gil Manzano interpretó como ocasión manifiesta del Getafe; el otro, se cargó con una amarilla por protestar y luego cometió un error inexplicable que le forzó a derribar a un contrario. Segunda amonestación y a la calle. Corría el minuto 79 y para entonces el Athletic llevaba un rato, desde el 58 cuando se marchó Yeray, metido muy atrás.

La ofensiva local era una realidad que se agudizó hasta la misma conclusión. Hasta quince jugadas de peligro fabricó el Getafe. La madera repelió un par, algunas más los defensas, pero Simón, que anduvo bastante errático en las salidas del marco, tuvo que erigirse en el héroe con una serie de paradas de enorme mérito debajo del larguero. Le adivinó a Greenwood, principal amenaza, la pena máxima y sacó manos prodigiosas para dejar en nada seis o siete envíos muy venenosos. Tampoco faltaron remates francos desperdiciados por Maksimovic, Latasa y Mata.

En fin, que el equipo soportó una coyuntura angustiosa de aquella manera. Las pasó canutas, defendió como gato panza arriba y de no ser por la aportación del portero el resultado hubiera sido muy distinto. Ahora bien, ese interminable tramo del choque en absoluto se pareció a lo sucedido antes. Cabía presuponer una batalla tremenda por el carácter del anfitrión y ha de reconocerse que el Athletic no se achantó. Conservó el orden y se equiparó en intensidad para poco a poco gobernar la contienda y establecer un resultado acorde a la diferencia de categoría que le separa del Getafe.

Valverde desempolvó la fórmula de Iñaki Williams como ariete en detrimento de Guruzeta y apostó por Herrera que no había sido titular en los tres últimos meses. Fueron los dos aspectos más relevantes, por inesperados, en una formación condicionada por las lesiones, pues la presencia de Unai como enlace era previsible. Y la elección del delantero se reveló rentable, no en vano los dos goles llevaron su rúbrica. Se estrenó cerca de la media hora, al enganchar un remate desde la frontal, cruzado a media altura, que la estirada de Soria no pudo neutralizar.

Ese fue el primer intento serio del equipo en ataque y si se hizo esperar fue debido a que costó lo suyo tomar el control de las operaciones. El Getafe no se anduvo en chiquitas en el inicio. Hizo gala de su agresividad impidiendo que hubiese juego elaborado. Logró que casi cada intento de salida o avance se frustrase por culpa de malas decisiones, precipitadas, que no concedían margen para dar continuidad a la acción. Así se consumió un cuarto de hora salpicado de saltos, fricciones, gente que acababa tumbada sobre el césped, pelotazos exentos de dirección; en suma, una escenificación que el cuadro local pretendía aprovechar para tomar la iniciativa.

No lo logró. Pese a estar poco afortunado en las transiciones, el Athletic no se dejó amedrentar por el ímpetu azulón y paulatinamente se fue asentando, además de no conceder nada en torno a su área. La firmeza en las disputas y un mejor criterio en el manejo hicieron que el encuentro se fuese inclinando a favor de sus intereses. Las limitaciones del Getafe con balón se agudizaron ante una estructura sólida que amenazaba con estirarse gracias a desdoblamientos rápidos y la búsqueda de unos puntas preparados para correr al espacio.

Greenwood a punto estuvo de poner la igualada en una magnífica maniobra que le colocó frente a Simón, quien realizó una estirada impresionante para palmear el chut del inglés a córner. Idénticos protagonistas abrieron la reanudación. Un gol de margen se antojaba insuficiente y un corte de De Marcos lanzó la contra perfecta de Nico Williams, que burló a Alderete y esperó a que su hermano irrumpiese en el área para cederle en bandeja de plata el honor del segundo tanto. Visto para sentencia, se pensó entonces, no había color, pero a veces el fútbol reserva sorpresas tremendas. La de anoche merece dicha consideración. Un par de lances evitables, destrozaron los parámetros por los que discurría el asunto y el Athletic vivió un auténtico infierno que a la postre no tuvo consecuencias en el partido. Estas, en todo caso, se dejarán sentir la próxima jornada.

Getafe-Athletic

9 Tiros a puerta 2

12 Tiros fuera 3

1 Tiros al poste 0

0 Paradas del portero 9

6 Faltas cometidas 9

61 Balones recuperados 53

159 Balones perdidos141

4 Fueras de juego 0

63% Posesión 37%