Comenzó a masturbarse mientras el menor se duchaba. Ocurrió el pasado 16 de abril en el polideportivo del barrio donostiarra de Bidebieta. Según relató la víctima, el chico había estado nadando y después se dirigió a los vestuarios de la piscina, donde se vio sorprendido por la presencia del sospechoso. Acto seguido trató de esconderse en un baño, pero el varón logró colarse y tras amenazarle con una cuchilla en el cuello, le agredió sexualmente en las mismas instalaciones deportivas, según confirman a este periódico fuentes policiales. 

Llegó entonces al vestuario una tercera persona, lo que motivó la huida del agresor, un hombre francés de 62 años que fue arrestado. El menor, que se mostró muy asustado tras lo ocurrido y llegó a señalar que no quiere volver a pisar un polideportivo, denunció los hechos junto con su madre ante la comisaría de la Ertzaintza.

Fuentes del caso informan con detalle cómo se desarrolló el operativo que permitió detener al agresor sexual. La Ertzaintza, tras tener conocimiento de los hechos, abrió una investigación y agentes de paisano de protección ciudadana se desplazaron en los días posteriores a las inmediaciones del polideportivo de Bidebieta, donde habían ocurrido los hechos.

Al parecer, una de las trabajadoras había indicado que podría reconocer al agresor. Los ertzainas se pusieron en contacto con esta empleada y con el resto de los trabajadores del recinto deportivo. Las cámaras de seguridad habían registrado el acceso del sospechoso, pero se da la circunstancia de que las imágenes de vídeo eran de muy mala calidad, por lo cual no era posible apreciar sus rasgos faciales. La grabación sí permitía observar parte de su vestimenta y, sobre todo, algo que les llamó más la atención: una gorra

Entre Bidebieta y Altza

En el desarrollo de la investigación, los agentes pudieron comprobar, asimismo, que el bono que el sospechoso había utilizado para acceder al polideportivo de Bidebieta también había sido empleado para hacer uso de las instalaciones de Altza. Agentes de paisano vigilaron ambos polideportivos. Dos efectivos de la Ertzaintza se apostaron en las inmediaciones del recinto deportivo donde habían ocurrido los hechos. Un tercer agente vigilaba el polideportivo de Altza, según informan fuentes de la investigación. 

Seis días después de los hechos, durante el operativo desplegado, los ertzainas desplazados a Bidebieta observaron a un hombre que “mostraba una actitud muy sospechosa”. El hombre entraba y salía del polideportivo. “Mostraba una actitud muy vigilante, mirando constantemente hacia atrás”, señala un agente. 

En esos momentos no se podía determinar con certeza si esa misma persona de errático deambular era la que buscaban. Su vestimenta no coincidía con la que se veía en el vídeo, y no había ningún dato sobre sus rasgos faciales. Agentes de paisano desplazados a Bidebieta le hicieron una foto que enviaron al tercer ertzaina apostado en el polideportivo de Altza. 

Poco después el sospechoso desapareció de Bidebieta y para sorpresa del tercer agente al cuarto de hora apareció frente al recinto deportivo de Altza. Su imagen coincidía con la de la fotografía que poco antes le habían enviado sus compañeros. Según fuentes policiales, el varón comenzó a merodear en un parque cercano “con una actitud que llamaba mucho la atención”. Parecía estar muy nervioso.

Cuerdas y bridas

En una zona de arbolado próxima, el hombre abrió su mochila para sacar una gorra. Se trataba de la misma que se había podido apreciar en el visionado del vídeo grabado en el polideportivo de Bidebieta el día de los hechos. A partir de ahí se desplegó el operativo para proceder a su detención, con toda cautela, ya que el hombre no tardó en sospechar que estaba siendo perseguido por tres policías. 

Los agentes comprobaron que el vehículo, al que el sospechoso acababa de entrar, era de matrícula francesa. Anotaron su numeración ante el supuesto de que el sospechoso consiguiera huir, algo que no ocurrió. En el momento del arresto, hizo caso omiso a las indicaciones y trató de huir en su coche, lo que obligó a interponer un vehículo policial en su trayectoria para impedir su fuga.

El varón fue detenido y en su mochila fueron halladas cuerdas y bridas, por lo que “se sospecha de la conducta de un depredador sexual”. Según informa el Departamento Vasco de Seguridad, a tenor de lo investigado hasta el momento no se descarta que haya más víctimas que no hayan denunciado hechos similares perpetrados por este mismo autor.

Al día siguiente se realizó una entrada y registro en su vehículo por orden judicial durante la cual estuvo presente el propio arrestado. Tras ser puesto a disposición del Juzgado de Guardia de Donostia, el juez decretó el ingreso en prisión. El arrestado tiene antecedentes penales por una agresión sexual cometida en Francia hace más de una década.

Fuentes policiales indican que a partir de ahora habría que pedir al juzgado competente galo una orden de entrada y registro en su domicilio para que la gendarmería francesa pueda comprobar su posible implicación en otros casos.